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Mario Carretero: La Historia y el FĂștbol como Constructores de Identidad Nacional

El CatedrĂĄtico analiza cĂłmo el fĂștbol y la historia moldean el sentido de pertenencia en la sociedad, en un contexto donde el deporte y la polĂ­tica se entrelazan. Nota de opiniĂłn para Perfil.com

Historia y futbol: en la bĂșsqueda de quienes somos

El fĂștbol y la historia generan identidad nacional y dan sentido de pertenencia a la sociedad. La previa de los Juegos OlĂ­mpicos, cuando la cuerda se tensĂł al saltar del deporte a la historia, pasando por la polĂ­tica, dejĂł una enseñanza: el tiempo transforma la conciencia social.

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SelecciĂłn de Francia | NA


La secuencia de eventos fue sorprendente. Unos cĂĄnticos de aroma discriminador por parte de los vencedores de un campeonato de fĂștbol, una contestaciĂłn de la naciĂłn que habĂ­a sido aludida y finalmente un apoyo explĂ­cito y entusiasta de la autoridad polĂ­tica local con aditamentos de hĂ©roes y heroĂ­nas del panteĂłn nacional. ÂżCĂłmo se llega del deporte a la historia, pasando por la polĂ­tica? Al decir, de Jorge Valdano, protagonista de eventos inolvidables, a la vez que uno de sus mĂĄs lĂșcidos analistas, el fĂștbol es lo mĂĄs importante, entre las cosas menos importantes. 


Lo que sucede es que a veces la línea entre lo sustancial y lo trivial es muy delgada. De hecho, tuvo que acudir a toda velocidad la hermana omnipresente para apagar el peligroso fuego que amenazaba con ensombrecer la visita presidencial a la patria de la grandeur. 

En las mismas jornadas, en España, la extrema derecha expresó su veto mås rotundo e inmisericorde a la inmigración. Pero la vida te da sorpresas y a los pocos días el equipo nacional quedó campeón de Europa precisamente por los goles de jugadores de origen africano. Ironías de la pelota, y la voz de Vox enmudeció y finalmente quedó en off side. Digamos que no pudo responder a las preguntas del tipo, ¿interesa o no interesa la inmigración?  ¿O solo la que mete goles?


AsĂ­, la historia y el fĂștbol se terminan hermanando porque ambos poseen un alto valor simbĂłlico. Ambos juegan en dos ligas a la vez, la de la realidad y la de la representaciĂłn de la realidad, vĂ­a la construcciĂłn de identidades. Del fĂștbol ya lo sabĂ­amos hace tiempo. Hay una diferencia insalvable entre el “nosotros” que en la cancha le gana al equipo de un paĂ­s rival -es decir, 11 personas de carne y hueso-  y el “nosotros” que vio el partido cĂłmodamente en su casa. El primero es tan real como la vida misma. EstĂĄ repleto de esfuerzo, carreras, sacrificio, errores y proezas. 


Por el contrario el segundo es una ilusión. No se pueden meter goles entre la cerveza y la picada a miles de kilómetros de distancia. Pero esa ilusión es tan eficaz y definitiva que llega a ser real y nos constituye como personas porque nos otorga una identidad, un lugar de pertenencia, sea un club o una nación. 


En el momento Ășnico en que pronunciamos ese “nosotros” indeleble, se produjo el hechizo, y ya no hay vuelta a atrĂĄs. ÂĄY pobre de aquel a quien se le ocurra cambiar de equipo! SerĂĄ considerado traidor en el presente y en el pasado ÂĄParece un acto lĂłgico pero de lĂłgico tiene muy poco! De hecho, la investigaciĂłn social muestra que ese “nosotros” se comienza a usar a los 5-6 años, cuando todavĂ­a ni siquiera se comprende conceptualmente la diferencia conceptual entre paĂ­s y provincia.


ÂżPasa lo mismo con la historia? ÂżSe da tambiĂ©n esta operaciĂłn cuasi mĂĄgica llamada identificaciĂłn, que lleva al “nosotros” nacional? Por ejemplo, cuando decimos que “fuimos libres” nos estamos refiriendo a los criollos de 1810 o a los argentinos actuales? Entre ambos no solo hay 200 años de distancia sino otras muchas diferencias de tipo econĂłmico, social y polĂ­tico.


"La investigación historiogråfica por el contrario, en vez de mitificar el pasado trata de cuestionarlo haciéndole preguntas incómodas. Y esas preguntas generan a veces respuestas que también lo son"

Pareciera entonces que la transmisiĂłn del pasado, en la escuela y fuera de ella, estĂĄ atrapada entre la tradiciĂłn y el saber historiogrĂĄfico y que ambos habitan en mundos paralelos e incomunicados. La tradiciĂłn, que conlleva los actos patrios que vertebran tanto a la escuela como a la sociedad misma, suele estar repleta de personajes de cartĂłn piedra (sean hombres o mujeres) que habitan en la eternidad al igual que las figuras religiosas sostenidas por la fe de los creyentes.


La investigación historiogråfica por el contrario, en vez de mitificar el pasado trata de cuestionarlo haciéndole preguntas incómodas. Y esas preguntas generan a veces respuestas que también lo son. Y de esa tensión entre ambas surgen proyectos educativos generadores de nuevos sujetos colectivos. En realidad, esos sujetos siempre estuvieron pero la historia, o la tradición o las dos, no los reconocieron. 


Un buen ejemplo, es la iniciativa cultural Project 1619, promovida por el New York Times  y la Fundación Pulitzer, que parte de la idea de que para entender históricamente a Estados Unidos de América es imprescindible analizar todas las transformaciones económicas, culturales, religiosas y políticas que se dan al calor de la esclavitud, cuya andadura precisamente arranca en 1619 porque en ese año llegó a las costas de Virginia el primer barco negrero con esclavos y esclavas de origen afroamericano. 


DespuĂ©s les siguieron millones de negros en esas travesĂ­as, pero curiosamente ninguno estĂĄ entre los hĂ©roes de la patria. A partir de ahĂ­ han surgido materiales educativos para el aula, productos culturales diversos e incluso un premio Emmy en 2023 a la mejor serie documental. Es solo un ejemplo de una iniciativa que trata de unir tradiciĂłn e investigaciĂłn y no dejar al pasado en manos de un “nosotros” inamovible, que cierre la entrada a las transformaciones inevitables que produce el tiempo. 


Las sociedades actuales, si pretenden ser democråticas e inclusivas necesitan de nuevos sujetos que estén representados en la historia, y por qué no en el futbol también. De lo contrario, perderemos el partido. Y no hay revancha posible.


Mario Carretero es catedråtico de Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) e investigador en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO). Ha sido profesor invitado en las universidades de Standford, Harvard y la Sapienza de Roma. Recibió la Beca Guggeinheim para un estudio sobre la enseñanza de la historia y la construcción de la identidad nacional en América Latina. Es Director de los Diplomas Superiores "Enseñanza de las Ciencias Sociales y de la Historia" y "Constructivismo y Educación", ademås dirige el presente proyecto de Formación.

Es autor de diversos libros. PodĂ©s conocer y adquirir su Ășltima publicaciĂłn ingresando aquĂ­.

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